Canción nocturna. A los pies de tu cama, como un perro, se echó mi corazón. Noche tras noche gime calladamente su reproche y sufre injustamente su destierro. Allí está. Nada importa que lo aparte tu pie pequeño y cruel. Allí, en la sombra, calla el grito de amor con que te nombra, para no despertarte. Noche tras noche, hasta que llega el día, gime un reproche y sufre su destierro. Tú no lo sabes, nadie lo sabría. Y a los pies de tu cama, como un perro, mi corazón espera todavía.
*****
Canción de la lluvia. Acaso está lloviendo también en tu ventana; Acaso esté lloviendo calladamente, así. Y mientras anochece de pronto la mañana, yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí. Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo, sintiendo que despierta tu ternura de ayer. Y, si estabas cosiendo, se hará un nudo en el hilo, y aún lloverá en tus ojos, al dejar de llover.
*****
Acuérdate de mí. Cuando vengan las sombras del olvido a borrar de mi alma el sentimiento, no dejes, por Dios, borrar el nido donde siempre durmió mi pensamiento. Si sabes que mi amor jamás olvida que no puedo vivir lejos de ti dime que en el sendero de la vida alguna vez te acordarás de mí. Cuando al pasar inclines la cabeza y yo no pueda recoger tu llanto, en esa soledad de la tristeza te acordarás de aquel que te amó tanto. No podrás olvidar que te he adorado con ciego y delirante frenesí y en las confusas sombras del pasado, luz de mis ojos, te acordarás de mí. El tiempo corre con denso vuelo ya se va adelantando entre los dos no me olvides jamás. ¡Dame un recuerdo! y no me digas para siempre adiós.
*****
Nocturno VII. Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero. Ahora que no me oyes, ya no debo callar. Tú seguirás tu vida y olvidarás primero... Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar. Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte, y un amor tempestuoso que no puede durar. Acaso aquella noche no quise retenerte... y ahora estoy recordándote a la orilla del mar. Tú, que nunca supiste lo que yo te quería, quizás entre otros brazos lograrás olvidar... Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día... Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar. El rumor de mi sangre va cantando tu nombre, y el viento de la noche lo repite al pasar. Quizás en este instante tú besas a otro hombre... Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...
*****
Poema para olvidarte. Amar, nadie lo ignora, viene a ser como un juego: el juego de dos almas y el juego de dos vidas. Y hay quien gana y quien pierde. Tal vez lo sabrás luego, si yo logro olvidarte pero tú no me olvidas. Yo sé por qué lo digo. La vida tiene un modo sutil de detenerse mientras sigue adelante, y una mujer bonita puede olvidarlo todo menos su última cita con su primer amante. Por eso, allá... tan lejos... en tus tardes de hastío, puede ser que comprendas que el hombre a quien quisiste llenó de mariposas tu corazón vacío y de fechas alegres tu calendario triste. Y como tu pasado no pasó todavía tendrás que recordarme viendo en tu tocador aquellos espejuelos oscuros con que un día disimulaste un poco tus tijeras de amor. Y yo sé que otro día, de rezos y conjuros, te dirán que me he muerto, yo sé que será así, y te pondrás los mismos espejuelos oscuros para que nadie sepa que lloraste por mí.
*****
Carta sin fecha. Amigo: Sé que existes, pero ignoro tu nombre. No lo he sabido nunca ni lo quiero saber. Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre, que es el único modo de hablar de una mujer. Esa mujer es tuya, pero también es mía. Si es más mía que tuya, lo saben ella y Dios. Sólo sé que hoy me quiere como ayer te quería, aunque quizá mañana nos olvide a los dos. Ya ves: Ahora es de noche. Yo te llamo mi amigo; yo, que aprendí a estar solo para quererla más; y ella, en tu propia almohada, tal vez sueña conmigo; y tú, que no lo sabes, no la despertarás. ¡Qué importa lo que sueña! Déjala así, dormida. Yo seré como un sueño sin mañana ni ayer. Y ella irá de tu brazo para toda la vida, y abrirá las ventanas en el atardecer. Quédate tú con ella. Yo seguiré el camino. Ya es tarde, tengo prisa, y aún hay mucho que andar, y nunca rompo el vaso donde bebí un buen vino, ni siembro nada, nunca, cuando voy hacia el mar. Y pasarán los años favorables o adversos, y nacerán las rosas que nacen porque sí; y acaso tú, algún día, leerás estos versos, sin saber que los hice por ella y para ti...
*****
Pequeña canción. Amor y primavera son una cosa igual, y cada cual lo sabe a su manera: Vos, señora, pasando por mi acera; yo, cuidando del rosal. Es la única cosa que exista entre los dos: Vos que pasáis, feliz de ser hermosa, yo, esperando que nazca alguna rosa digna de vos...
*****
Aniversario. Hoy hace un año, justamente un año. Y llueve como entonces en el atardecer. Y es una lluvia lenta, tan lenta que hace daño, porque casi no llueve ni deja de llover. Mi pena es una pena sin tamaño, en el tamaño triste de un nombre de mujer, aunque la gente pasa sin saber que hace un año, y aunque la lluvia ignora que llueve como ayer...
*****
Canción al olvido (A Pablo Miguel) Aquel amor que se nos fuera no lo debemos recordar: Árbol que muere en primavera ya nunca vuelve a retoñar. Perla que en el humo se disuelve, peregrina de la emoción, la ilusión que se va, no vuelve jamás a nuestro corazón. Vanamente, pretenderemos dar a una rosa mustia color. Así tampoco logramos dar nueva vida a un muerto amor. Aquel amor que se nos fuera no lo debemos recordar: Árbol que muere en primavera ya nunca vuelve a retoñar. Cuando el amor se siente extraño en el pecho, ya no es amor, y retenerlo es un engaño que tortura al engañador... Déjalo ir... deja vacío ese hueco en tu corazón, en las cenizas de tu hastío pon la brasa de otra ilusión... Aquel amor que se nos fuera no lo debemos recordar: Árbol que muere en primavera ya nunca vuelve a retoñar... Muerto está el amor al que envuelve en llamas la imaginación: La ilusión que se va, no vuelve jamás a nuestro corazón. Es ley amarga de la vida de todo sueño despertar: Sobre las huellas de una huida es inútil querer soñar... Así, triste, pero sumisa, aceptando el dolor, mujer, di adiós con tu mejor sonrisa a lo que nunca ha de volver... Enigma que si se resuelve nos desencanta, es la pasión: La ilusión que se va, no vuelve jamás a nuestro corazón... Juntemos, pues, las manos frías, y digamos una oración por las pasadas alegrías y por la actual desilusión. Y con humilde voz, pidamos pronto consuelo a este dolor, por lo mucho que nos amamos en lo breve de nuestro amor... Como la mar, no vuelve al río su agua, la ilusión, una vez que se va, no vuelve jamás a nuestro corazón. Aquel amor que se nos fuera no lo debemos recordar: Árbol que muere en primavera ya nunca vuelve a retoñar!... Hay que vivir, hay que olvidar...
*****
|