Si estamos dispuestos a amar y ser amados, debemos estar abiertos tanto al daño como a las bendiciones que los dos pueden traer, ya que ambos son partes de la realidad del amor.
Debido a que el amor terrenal es imperfecto, nunca podemos evitar el dolor, pero el enamorado encuentra modos para sobrevivir a esas heridas. Pude observar que todo verdadero enamorado está cubierto de pequeñas cicatrices.
La mayoría de las personas sobreviven a esas heridas, pero hay algunas que hacen alarde de ellas como si fueran heridas de una guerra que aún continúa. Llevan una lista sagrada de errores, que guardan en su memoria como una advertencia para no volver a cometerlos.
El amor puede traer desilusiones y desolación, pero es sabio aprender de estas situaciones. Al hacerlo, los triunfos en el amor parecen más dulces. La fuerza y el crecimiento emocional hacia la sabiduría se desarrollan durante toda la vida, y generalmente surgen de la adversidad. Es un precio muy bajo para tanto conocimiento.

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La adversidad no siempre une a las personas,
pero trae consigo esa hermosa amistad interior,
como el viento invernal cuando forma
las figuras de hielo en las ventanas,
que luego borra el calor del sol.
Sören Kierkegaar.