Si le quitáramos el egoísmo al amor, nos quedaríamos con poquísimos enamorados.
Se dice que, al igual que Narciso, buscamos amar a aquellas personas que nos reflejan.
Insistimos en que nos alaben en forma continua, que fortalezcan nuestras opiniones, que se enorgullezcan de nuestros actos y que piensen que nuestro bienestar es de suma importancia.
Sólo tenemos en cuenta los aspectos del amor relacionados con nosotros mismos. Simplemente nos complacemos en este concepto, y rechazamos rapidamente todo lo que no se adecue a estas actitudes y percepciones. Si alguien se atreve a no estar de acuerdo con nosotros, o a presentar un punto de vista diferente del mundo, estamos seguros de que no nos ama. Si alguien nos critica, enseguida lo catalogamos como odioso. No vemos más allá de nuestro “yo”. Sólo deseamos que los demás nos sirvan de lentes adecuados a través de los cuales nos sentimos seguros.
Al comportarnos de este modo, no amamos al otro sino que amamos que el otro nos ame.

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Si te interesas por los demás durante dos meses,
lograrás más amigos que si tratas que los demás se interesen por
ti durante dos años.
Dale Carnegie.