Los cuatro lisiados (fabula) |
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DÃa de ... - Marzo -
Marzo 23 - DÃa mundial rehabilitación del lisiado
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Un mudo a nativitate, y más sordo que una tapia, vino a tratar con un ciego cosas de poca importancia. Hablaba el ciego por señas, que para el mudo eran claras: mas hÃzole otras el mudo, y él a oscuras se quedaba. En este apuro trajeron para que los ayudara a un camarada de entrambos que era manco, por desgracia. Este las señas del mudo trasladaba con palabras, y por aquel medio el ciego del negocio se enteraba. Por último, resultó de conferencia tan rara que era preciso escribir sobre el asunto una carta. «Compañeros, saltó el manco, mi auxilio a tanto no alcanza; pero a escribirla vendrá el dómine si le llaman.» «¿Qué ha de venir, dijo el ciego, si es cojo, que apenas anda? Vamos: será menester ir a buscarlo a su casa.» Asà lo hicieron: y al fin el cojo escribe la carta; dÃctanla el ciego y el manco, y el mudo parte a llevarla. Para el consabido asunto con dos personas sobraba; mas como eran ellas tales, cuatro fueron necesarias. Y a no ser porque ha tan poco que en un lugar de la Alcarria acaeció esta aventura, testigos más de cien almas, bien pudiera sospecharse que estaba adrede inventada por alguno que con ella quiso pintar lo que pasa cuando juntándose muchos en pandilla literaria, tienen que trabajar todos para una gran patarata.
Tomás de Iriarte.
Moraleja: Las obras que un particular puede desempeñar por sà solo, no merecen se emplee en ellas el trabajo de muchos hombres.
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