La quise desde siempre pero ella nunca lo supo. Los años fueron pasando y yo seguà muy de cerca su vida, sus noviazgos, su casamiento. Estuve a su lado cuando nacieron sus hijos y hasta fui el padrino de uno de ellos. Su rostro se iluminaba cuando me veÃa, su sonrisa me turbaba. Yo la amaba pero ella no lo sabÃa. Era mi amor imposible. Nunca me casé, querÃa vivir para ella. Sus niños me llamaban tÃo, me querÃan, era parte de la familia. Jamás me atrevà a insinuarle nada acerca de mis sentimientos y nos fuimos volviendo viejos y un dÃa ella se enfermó... Todo pasó muy rápido, todos sabÃamos que morirÃa pronto. Fui a verla y me quedé largo rato a su lado, ya no habÃa alegrÃa en su rostro pálido, muy pálido. En un momento sentà que su mano se apretaba muy fuerte a la mÃa, abrió sus ojos, antes vivaces, ahora tristes, llorosos. Sus labios susurraron las palabras que siempre esperé pero jamás creà que llegarÃa a escuchar. Muy suave, lentamente, me dijo: “Mi amor, gracias por todo lo que me diste, Te diré un secreto, te quiero, te amé como a nadie en este mundo, pero nunca me animé a contártelo, tuve miedo...de que no me amaras.
Pancho Aquino.
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