Murió hoy de dÃa. Cerca, muy cerca el leño, y junto aquello que creÃa. Se despidió semblando triste. Su sonrisa le dolÃa. Suspiró ases de arrepentimiento, y donó bajas miradas al viento. Cálido suave, se acurrucó en el tiempo. Eras limón sobre papel, me engañó la luz, cruel trasluz aquel. Es que acampas en la inocencia. No te fijas. No tienes clemencia. Tu poderÃo, tus razones: - "Soy tu Felicidad Perfecta". - Sà claro, cómo no!?   Adelante, pase usted. Hereje!!! Echas raÃces! Eres un sueño despierto! Golpeas letal al entendimiento, y floreces aturdimientos. Tu vida un carrusel, rimbombancia de dadividad. Buen Señor inclaudicable, de ganancias sin igual. Vistes ropas, lujos, destellos. Allá alto alto vuelas. Rociando regalÃas fantasmas, como caricias mar arena.  En pos fui...  No me di cuenta... HabÃas entrado. Hasta que pude darme cuenta. Por fin... En el principio una vez más. Ahora, caminaremos a la par. Hasta que seguro, me vuelvas a sacar ventaja. Pero esta vez, como robándote la paradoja, ventajaré de ti. Dicen que revivirás mañana por la noche, nada cerca del leño, pero junto de aquello que debo creer. Y esta vez, te podré tocar. FrÃo áspero!, serás real. Ya no limón. Ya no papel ni engaño a trasluz. Rotoso ultrajado, pero más vivo que nunca. Tus hilachas tu aliento, tu vacÃa vida entera habrán descampado de primaveras. La experiencia te habrá desenmascarado. Y tu Encanto te habrá abandonado. Entonces sé que haré. Desprevenido te preguntaré. Y aunque libre, contestarás. - ¿Por qué te presentas con una perfección casi arrogante, y luego escapas con toda una imperfección desesperante? - ¿Por qué eres tan ideal, ideal... si no existes?
Leandro leotossoni
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Â
|